Dicen que algunos malos paisanos de Madrid tratan de desacreditar el Instituto y que nueva y sorda persecución le amenaza. Si la guerra fuese noble y abierta no la temería; ¿qué digo?; la provocaría abiertamente, cierto del triunfo y ansioso de la nueva gloria que resultaría al establecimiento; pero, ¿quién podrá parar los golpes que la calumnia y la envidia dan en la oscuridad?
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